LYRIC
Una vez más, esta voz ranchera.
Hoy en día lo tenemos aquí en Popayán.
Más adelante, de pronto nos lo presten de vez en cuando,
porque estará sin duda alguna en las grandes ligas de la música.
Con ustedes, una vez más… ¡Luis Alfonso!
Cerrando mis ojos me puse a pensar,
todo mi pasado empecé a recordar.
La noche y los vicios me hacían compañía,
las calles del ghetto marcaron mi vida.
Solo y como un perro me crié cada día,
pero de repenteee, todo cambiaría.
El niño del barrio,
aquel niño que luchaba sin horario,
pasaron mil días en su calendario,
las calles del barrio lo vieron crecer.
Soñando y chambeando,
poco a poco es como vamos avanzando,
el costal de grano en grano va llenando,
su palabra y humildad lo hizo valeeeer.
Lindo, lindo. ¡Y ahí le doy, señorazo!
Pasaron los años, todo mejoró,
mas de ser humilde, él jamás se olvidó.
Mirando hacia el cielo, agradecía la vida,
pues ahora en su mesa ya tiene comida.
Valora a la gente que lo ha merecido,
porque aunque ahora es grandeee, ¡desagradecido!
Yo me siento orgulloso de haber nacido
en un barrio humilde, en un barrio de gente berraca,
de gente que cuando usted la mira a los ojos
transmiten nobleza, transmiten cariño.
Para mi familia de Bello Horizonte,
mis parceros, mis mamasitas, ¡se las voy y dice!
El niño del barrio,
aquel niño que luchaba sin horario,
pasaron mil días en su calendario,
las calles del barrio lo vieron crecer.
Soñando y chambeando,
poco a poco es como vamos avanzando,
el costal de grano en grano va llenando,
su palabra y humildad lo hizo valeeeer.
El niño del barriooo.
Y ya saben, parceritos,
que si yo puedo, ustedes también.
Esto es Luis Alfonso, el Señor Oso.
De Yoyo pa’l mundo. ¡Uh!
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